NEUROFELICIDAD ROCA EDITORIAL

LA FELICIDAD Y EL BIENESTAR ESTÁN EN NUESTRA QUÍMICA CEREBRAL. Endorfinas, serotonina, dopamina, oxitocina: conviértelas en herramientas con las que podrás combatir el estrés, la ansiedad, los miedos y la tristeza, y consigue lo que te propongas. Neurociencia para poner a punto tu cerebro y mejorar tu vida y tu salud mental. Solemos pensar que nuestro cerebro lo controla todo, pero el resto de nuestros órganos ?el corazón, el hígado, los pulmones, los riñones o el intestino? también tienen memoria neuronal y mucho que ver con lo que sentimos, lo que padecemos y cómo expresamos estas emociones. Descubre cómo funciona la química de la felicidad y aprenderás que, a menudo, eres más lo que sientes que lo que piensas. El cerebro es muy inteligente, pero no tan listo como se cree: está en tu mano conseguir que tu mente no te domine, sino que seas tú quien la controle a ella, para así lograr lo que te propongas. Ana Asensio te ofrece las herramientas necesarias para sentar las bases de una vida plena, en sintonía con tu cuerpo, y gobernada siempre por una actitud positiva. «Si unimos la personalidad arrolladora de Ana con su brillante divulgación científica, tenemos esto: un libro que no pueden dejar pasar». Patri Psicóloga «La energía de Ana se contagia: te recuerda con su sonrisa eterna que el primer paso para una vida en positivo es la actitud con la que nos enfrentamos a lo que nos pasa». Laura Baena (Fundadora del Club de Malasmadres) «Un enfoque integral que combina neurociencia, mindfulness y felicidad. Ana Asensio es una inspiración por su dedicación a ayudar a los demás y su actitud positiva hacia la vida». Álex Rovira «Ana nos demuestra que con pasión y apoyo todo lo podemos cambiar». Catalina Hoffmann «La obra de una gran psicóloga y profesional, comprometida con ayudar a las personas, cercana y empática. Ana sabe escuchar con todos los sentidos». Laura Rojas-Marcos Reseñas de Vidas en positivo: «Una sencilla receta para afrontar el día a día y encontrar la felicidad donde antes sólo había autocompasión y negatividad.» Telva